domingo, 8 de marzo de 2015

Organizaciones demandan mayor libertad de expresión en el cine surcoreano


Varias organizaciones surcoreanas ligadas a la industria cinematográfica, alzaron su voz para advertir sobre la falta de libertad de expresión en el sector.

Más de setenta organizaciones independientes ligadas a la industria cinematográfica, organizaron una conferencia de prensa el mes pasado en Seoul (Corea del Sur), para expresar su preocupación y demandar mayor libertad de expresión en la industria.

Entre los organismos que realizaron la protesta se encuentra la Asociación de Productores Cinematográficos de Corea (KFPA), el Gremio de Directores de Corea (DGK), la Asociación Cinematográfica de Corea (MDAK), la Academia de Artes Cinematográficas de Corea (KAFA), entre otros.

El reclamo de las agrupaciones se basa en tres acontecimientos que según estos ponen en peligro la industria cinematográfica independiente, ya que vulneran la autonomía y la libertad de expresión.

La primera controversia surgió a principio de año cuando el Seo Byeong-soo, gobernador de la ciudad de Busan, le pidió a Lee Yong-kwan, director del Festival Internacional de Cine de Busan (BIFF), abandonar su cargo por supuestas irregularidades en el presupuesto. Sin embargo todo surgió el año pasado cuando se proyectó “La verdad no debe hundirse con el Sewol” (The Truth Shall not Sink With The Sewol), un documental que critica ampliamente a las autoridades por incurrir en varias irregularidades que dificultaron las tareas de rescate durante el naufragio. El documental no fue bien visto por parte de las autoridades, quienes intentaron crear una campaña en contra de Lee Yong-kwan. Una auditoria pública demostró que no hubo malversación de fondos por parte del Festival.

Esta embestida contra el director general del BIFF fue ampliamente repudiada por varios sectores de la industria cinematográfica quienes consideran que se debe respetar la independencia del festival y la no intervención por parte de terceros en la programación del mismo. Este hecho cobró tal notoriedad internacional que Rutger Wolfson, director del Festival Internacional de Cine de Rotterdam y Dieter Kosslick, director del Berlinale, brindaron su apoyo a Lee Yong-kwan y al BIFF.

La segunda controversia gira entorno a la nueva regulación del Consejo Cinematográfico Surcoreano (KOBIZ) en relación al sistema de clasificación de películas. Bajo esta nueva regulación todas las películas proyectadas durante un festival deben estar clasificadas y no puede haber proyecciones no avaladas por el consejo de regulación. Desde los sectores independientes se criticó esta decisión indicando que bajo esta nueva normativa se imposibilita la proyección de películas no clasificadas, dando lugar a una censura encubierta.

La tercera controversia también tiene como centro al Consejo Cinematográfico Surcoreano (KOBIZ) quien está cambiando la manera de financiar proyectos independientes. La crítica por parte de las organizaciones es que de esta manera el gobierno, ya que KOBIZ depende del ministerio de Cultura, Deporte y Turismo de la República de Corea, podría elegir qué proyectos financiar y cuáles no.

Las organizaciones advirtieron que de no tomarse medidas para revertir esta situación no tendrán otra opción que pasar a la acción directa contra estas reformas, para asegurar la independencia del sector y la libertad de expresión.

Por Sebastián Nadilo

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